domingo, 18 de enero de 2015

Entrevista a Agustín Martín Martínez, Secretario General de la Federación de Industria de Comisiones Obreras

Agustín Martín Martínez, Secretario General de la Federación de Industria de Comisiones Obreras
“Las vidas fáciles no existen para los que somos de la clase obrera”

AMANDA CRESPO OVIEDO. Fuenlabrada. 28/10/14
Agustín Martín (Madrid, 1963), diplomado en Magisterio, ha trabajado como aparcacoches en una discoteca, en una gasolinera, en la vendimia, de electricista, descargando camiones, en una panadería y finalmente, en una fábrica mecanizando piezas, lugar donde tomó contacto por primera vez con Comisiones Obreras. Nunca imaginó que acabaría dedicándose al sindicato y que llegaría a ser Secretario General. Además, piensa que su salario sólo es de la incumbencia de los afiliados, que lo pagan.
Pregunta.- ¿Qué significa para usted ser sindicalista?
Respuesta.- Simplemente ser una persona que se une a otras para tener más fuerza a la hora de defender sus derechos laborales.
P.- ¿Qué le ha supuesto llegar a ser Secretario General?
R.- Quería mejorar las cosas porque creo que puedo aportar algo y por lo tanto asumo la responsabilidad que eso conlleva, lo que ha supuesto más dedicación y muchos viajes. Para mí no es un ascenso, es un puesto de responsabilidad que dirimes en un consejo democrático.
P.-Desde su ideología, ¿qué opina sobre el fenómeno Podemos?
R.- Soy una persona de izquierdas porque creo que debe haber un reparto más justo de la riqueza y menos desigualdades sociales. Siendo políticamente correcto diré que, desde mi punto de vista, Podemos es una respuesta de la ciudadanía ante la situación de deterioro de las instituciones, pero creo que en este momento tiene demasiadas incógnitas en su programa y se están centrando más en ganar posiciones que en concretar sus ideas. Pablo Iglesias a mi parecer es un ejemplo de la construcción de líderes mediáticos.
P.- ¿Qué hace exactamente un sindicalista?
R.-Mi trabajo consiste en coordinar las líneas que discutimos en el congreso que se llevan a cabo en el conjunto del Estado y en los sectores a los que este momento representa CCOO de industria, así como las líneas estratégicas que hemos definido todos y todas.
P.- ¿Se puede compaginar la labor sindical con la profesión de cada uno?
R.- Si, de hecho hay miles de delegados y afiliados que lo hacen. Una liberación completa sólo es posible en la grande y mediana empresa, en las que un trabajador puede acumular las horas sindicales del resto de delegados.  La mayoría tiene 20 horas al mes.  Para mí sería muy difícil compaginarlo por la responsabilidad que conlleva ser Secretario General.
P.- Si le dieran a elegir, ¿volvería a su anterior profesión o se quedaría dónde está?
R.- Para mí el sindicato no es una profesión, es una tarea a realizar. Todos tenemos nuestra profesión y cuando termina nuestra labor aquí, volvemos a ella.
P.- ¿Qué le parecería si eliminaran la figura del liberado sindical?
R.- La figura del liberado sindical entendida de manera despectiva esconde mucho desconocimiento, se ha utilizado por la prensa para desprestigiarnos. Un liberado sindical simplemente acumula las horas de sus compañeros para desempeñar su labor sindical, es una figura más dentro del marco democrático. Según los estatutos de CCOO, las horas sindicales son del sindicato y no de la persona, por lo que no es un privilegio individual.
P.- ¿Le parece justificada la actual desconfianza hacia los sindicatos?
R.- Los sindicalistas somos un elemento importante que ha participado en la transición democrática de este país. Cuando después de una crisis tan larga como la que estamos sufriendo, la gente no ve soluciones, se culpa a las organizaciones que creen que deberían haberlas aportado. Lamentablemente, no estaba en nuestras manos. No me parece justificado, porque parte mucho del desconocimiento y de la campaña mediática llevada a cabo en contra nuestra. Uno de los principales objetivos tanto de empresarios como del gobierno fue desprestigiarnos para anular nuestra capacidad de movilización, y he de reconocer que han tenido éxito.
P.- ¿Asuntos como el caso de las tarjetas Black pueden contribuir al desprestigio del movimiento sindical?
R.- Las tarjetas en el sindicato son mínimas y controladas, todo se registra y debe ser autorizado. Las tarjetas Black son una vergüenza, hemos abierto expediente para la expulsión de estas seis personas, pero hay que dejar una cosa clara, somos más de un millón de afiliados a CCOO y no se puede meter a todos en el mismo saco por unas pocas personas que se han lucrado en el ejercicio de su profesión. Aunque sé que a nivel social los actos de seis personas pueden perjudicarnos, vamos a actuar contundentemente contra los que usan el sindicato en beneficio propio.
P.- ¿Qué podría hacerse para recuperar la confianza de los ciudadanos?
R.- Estamos inmersos en un proceso de trasformación intenso, que tal vez no es muy conocido. Todo aquel que esté interesado puede acercase al sindicato, dónde dispondrá de toda la información que necesite. Además, hemos hecho un gran esfuerzo por ofrecer la mayor trasparencia en todo lo relacionado con las fuentes de financiación. La etiqueta de “subvencionados” es una falacia, el sindicato no tiene subvenciones institucionales o éstas son mínimas,  las que tiene vienen determinadas por la ley y dependen de nuestros resultados en las elecciones sindicales.  
P.- ¿Qué cree que ha conseguido o qué podría conseguir por el sindicato y los ciudadanos?
R.- Yo he aportado mi granito de arena para mejorar en lo que he podido las condiciones de los trabajadores, aunque esto no depende de una sola persona, sino de la acumulación de fuerzas. En las empresas donde tenemos más fuerza las condiciones laborales son mucho mejores que donde no, es una realidad constatable. Este país debería reconocer que si existen los derechos laborales ha sido por muchos sindicalistas. No es una cuestión de logros personales, sino de organización y lucha.
P.- ¿Considera que ha tenido una vida fácil?
R.- Las vidas fáciles no existen para los que somos de la clase obrera. Creo que he tenido una vida consecuente con lo que he pensado siempre y con eso me vale. No me caracterizo por ser ambicioso, creo que la vida es seguir trabajando con ilusión. Para mí es un orgullo representar los intereses de los trabajadores y trabajadoras de CCOO de industria, porque un país sin industria es un país sin futuro.



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