Hacía mucho que no pasaba por aquí para escribir algo, pero necesitaba desahogarme.
Esto va dedicado a todxs aquellxs
que defienden la tauromaquia con el pretexto de que si se acaban las corridas, los
toros de Lidia (o toros bravos) desaparecen.
En los últimos días, he estado
leyendo varios artículos sobre el uso que se le da a este tipo de animales y he
llegado a la conclusión de que prefiero comer una carne de peor calidad (la
poca que como), con tal de erradicar este tipo de prácticas inhumanas.
Muchxs con lxs que he debatido
sobre esto, me han dicho que si me considero tan defensora y amante de los
animales, cómo puedo estar a favor de la desaparición de una especie. A todxs
esxs, les contesto, tranquilamente, que para que un toro bravo no se extinga no
hace falta exhibirlo en un ruedo como si fuera un juguete de feria. Si los
torean donde los crían (que estoy segura que lo hacen, ya que dudo que los vendan sin entrenarlos antes), sin matarlos de esa manera tan sangrienta, seguirían
saliendo bravos. Pero claro, no les interesa, ya que dejaría de ser un negocio
rentable para unxs cuantxs que se consideran “lxs verdaderxs amantes de los animales” y que solo son cómplices de estos crueles asesinatos.
Y a éstxs, les formulo yo otra
pregunta. ¿No estáis contribuyendo, vosotrxs también, a la desaparición de la
especie? Después de torearlos, los matáis. Después de satisfacer vuestro
apetito sangriento, acabáis con la vida de un pobre animal.
Mi madre siempre me ha educado
bajo un lema, que considero muy importante para todxs y sería conveniente que nos lo aplicásemos:
no le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti. El hecho de
que un animal no sea un ser racional, no significa que no sufra, que no le
duelan las heridas. A mí, personalmente, no me gustaría que me metieran en una
plaza, donde me encuentro presa y sentenciada a una muerte lenta y dolorosa, y
que me empezasen a dar estocazos, cada cual más violento, simplemente, “por
amor al arte”. ¿Arte? ¿De verdad a esto se le puede considerar arte? El arte se
encuentra en los museos y paseando por las calles de muchas ciudades, no en las
plazas de toros.
Pero aquí no se queda la cosa. Si
te clavan una espada de unos 90 cm (que se dice pronto) y no consiguen matarte,
tranquilx, que en mitad de tu triste agonía, te clavan otra (oh, qué buenas personas, no quieren que sufra más). Más tarde, te
cortan el rabo y las orejas y las exhiben como si fueras un maldito premio que
les ha tocado tirando en las escopetillas de la feria. Eh, mirad, soy un
asesino y me enorgullezco de ello. Eh, mirad, he hecho sufrir a un animal
inocente, simplemente, porque disfruto matando.
No me alegro que haya una persona
en el hospital, sea cual sea la razón, pero sí soy de las que piensa “que se
joda” cuando un toro pilla a un torero. Ya sé, muchxs me criticaréis y me
diréis que no es lo mismo, que no hay que equiparar la vida de una persona a la
de un animal. Pero, para mí, los toreros y lxs amantes de los toros pierden su humanidad cuando defienden este tipo de prácticas. Considero que, dentro de una plaza de toros, los roles de animales y seres
racionales se invierten, dejando al ser humano en el más bajo de los escalones.
Ala, ya podéis odiarme.
Escrito por Sara Martín García.
Escrito por Sara Martín García.