domingo, 3 de mayo de 2015

Historia del periodismo español. Entrevista a Fernando Ónega.

Fernando Ónega, Periodista
"Yo no hice otra cosa en mi vida, más que periodismo"

Sara Martín García, Tamara Vargas Moreta, Amanda Crespo Oviedo, Beatriz Pascual Hoyas, Mónica Díaz  Hernández, Noelia Bethencourt Jiménez. 30/04/15
“Gallego y periodista, aunque no sé por qué orden”, así se considera Fernando Ónega López, que nació en Mosteiro-Pol, Lugo, el 15 de junio de 1947. Es padre de las  periodistas Cristina y Sonsoles Ónega. A pesar de llevar medio siglo en Madrid, conserva el acento de su pueblo y tiene  muy presente sus raíces gallegas. Ya con 13 años publicó su primer trabajo en La Noche  de Santiago y con 15 años colaboró con El Progreso. Es hijo predilecto de Pol (Lugo) y  adoptivo de Lalín (Pontevedra).
            Tiene una columna diaria en el periódico La Voz de Galicia, colabora en la Vanguardia y esporádicamente en el diario Lucense El Progreso y trabaja como tertuliano en diferentes medios de televisión. Su especialidad periodística no se concreta en ningún medio por su larga trayectoria profesional, ya que ha trabajo en todos los ámbitos periodísticos.
            Los aspectos más relevantes de su carrera son: fue Director de Prensa de la Presidencia del Gobierno de Adolfo Suárez, siendo autor de famoso “puedo prometer y prometo”; subdirector de la publicación falangista Arriba; director del diario YA; ingresó en la Cadena Ser realizando comentarios políticos en el programa Hora 25; fue director de informativos de la Cadena Ser sustituyendo a Gabilondo; director de cadena COPE;  colabora en Onda Cero; colabora con Carlos Herrera en el programa Herrera en la Onda y también en La Brújula de Carlos Alsina; en TVE dirige los programas Siete Días y Revista de Prensa; colaboró en informativos Telecinco haciendo análisis político; presentó Antena 3 noticias a las 21h.
            En los últimos años ha sido comentarista de actualidad en tertulias como 59 segundos (2005-2012), el debate de la 1 (2012), el programa de Ana Rosa (2005-2008), las mañanas de Cuatro (2007-2009), Saber Vivir (2002-2009), La mañana de la 1 conduciendo la sección Saber Mirar desde 2009 hasta la actualidad.

            En el 2015 ha publicado el libro Juan Carlos I, el hombre que pudo reinar.
Pregunta- ¿Qué le llevó a elegir el periodismo como profesión?
Respuesta- La vocación la tengo desde muy pequeño. Cuando vivía en la aldea gallega, siempre me intrigó porqué las líneas del periódico caían justas, mientras que las que yo escribía no salían igualadas. Luego empecé a estudiar como muchos chavales de mi aldea gallega para cura y a los 13 años hice mi primer trabajo periodístico, mi primera entrevista.
            Obviamente, fue al director espiritual del seminario y la mandé al periódico La Noche, que ya ha desaparecido. Sorprendentemente, la publicaron y, a partir de ahí, le cogí el gusto y entrevistaba a los misioneros que llegaban a la aldea. Al final, me acabaron echando del seminario y empecé a entrevistar a todos los artistas que paseaban por Lugo.
            Para mí era sorprendente que figuras como Antonio Machín, le concedieran una entrevista a un crío de 14 o 15 años. Todavía hoy me sorprende. Y más me sorprendió que el periódico me las publicara, llegando a tener, con 15 años, una página entera en el periódico El Progreso de Lugo. La titulaba Vida Estudiantil y la utilizaba para contar la vida de los estudiantes y hacerles entrevistas a los profesores. Yo no he hecho otra cosa en mi vida más que periodismo.
            P- Cuando trabajaba en el diario Arriba, ¿estuvo a gusto trabajando ahí?
            R- En aquella época, no había demasiado donde elegir. Estamos hablando del año 65, aproximadamente. Los periódicos de Madrid eran Arriba, ABC y Ya. Fui a hacer prácticas al diario Arriba y me quedé, sin más. El periódico Arriba era una escuela de periodismo. Era un periódico bien hecho.
            P- ¿Sentía que ejercía realmente el periodismo o una labor más panfletaria?
            R- Yo no voy a entrar en lo ideológico. Allí hice de todo. Iba para reportero y, cuando acababa de cumplir 20 años, el suicida del director del periódico, Manuel Blanco Zubíome, me asignó una columna. Y empecé a escribir una de opinión política en un periódico muy franquista, el cual era portavoz y órgano oficial del movimiento.
            Para el periodismo político que entonces se hacía, creo que puedo dar la cara bastante decentemente porque los temas, más que rozar la política activa, trataban el asociacionismo y el prólogo de los partidos políticos. Dentro del periódico, había bastante mancha ancha. Sabías que no te podías meter con Franco y con el régimen pero, en lo demás, yo recuerdo trabajar con bastante comodidad.
            P- Entonces, ¿podría decir que había cierta libertad?
            R-Sí, bueno, en esa redacción estaban, básicamente, los que después fueron la redacción del diario El País. Había militantes comunistas y muchos franquistas, que eran los que dominaban la dirección. Pero nadie tuvo, que yo recuerde, ningún problema para estar en el periódico. Y de aquí, han salido analistas como Bonifacio de la Cuadra o Antonio Fraguas “Forges”.
     P-¿En qué etapa de su vida profesional ha disfrutado más?
     R-Es tan larga que me cuesta trabajo elegir pero, seguramente, sea el descubrimiento de la radio. Nadie me aconsejaba que me metiera en eso, pero ha sido un medio que me ganó desde el primer día. La verdad, es que tuve suerte. Empecé haciendo comentarios políticos en Hora 25, cuando esto no existía en la radio. Fue un fogonazo y, en una semana, provocó un gran impacto. Yo con eso disfruté muchísimo.
            También disfruté con la dirección de los servicios informativos de la SER, donde intentamos construir el aparato informativo de la radio que tenía la pasión y el atractivo de la novedad. Me estrené con el golpe de Estado del 23 F, el cual consolidó la radio como medio informativo. Lo pasé muy bien.
            P- Cómo se viven los momentos históricos desde dentro de los medios, como en el 23-F, ¿se piensa en el día siguiente o solo en informar?
R. Se piensa solo en informar. En aquel momento recuerdo estar con el Director General  y me dijo: “hay que cortar los tiros del Congreso”, y yo le dije, “no, no se puede cortar, esto es la historia”. Primero tienes el sentimiento de que estás haciendo una noticia histórica, sin saber muy bien lo que es eso. Luego está el impulso de seguir informando, sin parar. Y, por último, la responsabilidad de ser la única emisora que estaba retransmitiendo en directo lo que sucedía, ya que uno de nuestros técnicos había dejado la línea abierta con el Congreso de los Diputados y sabíamos lo que estaba ocurriendo.
Yo no paraba de mirar a la puerta y pensar “de un momento a otro van a entrar”. No entraron. Tanto la radio como el Rey fueron fundamentales para salvar el Golpe de Estado, pero hubiese sido muy distinto el desarrollo del Golpe en una sociedad sin información.
P- En una entrevista que le hicieron por el libro que ha escrito de Don Juan Carlos I, usted comenta que llegó a reconocer que era un poco “rojeras”. ¿A qué se refiere con eso?
R- Eso fue en una conversación con un grupo de periodistas y el Rey en el Palacio de la Zarzuela, que mientras hablábamos descuidadamente dijo la frase “cuando yo era un poco rojeras”, y que se refería a que había abierto al pueblo de Madrid una parte del Monte del Pardo que se encontraba cerrada y no estaba seguro de haber hecho bien.
Pero vamos, el contexto fue así. No sé si fue “rojeras”, un poco sociata o no, pero si es un hombre que está muy agradecido a la Izquierda porque ha sido la que realmente le ha consolidado.
P- ¿Cómo definiría la ideología de Felipe VI? ¿Le parece como la de su padre?
R. Un Rey no puede tener ideología. Cuando hablo de la ideología de su padre, a quién conozco mejor, hablo de la ideología del consenso por la que ha trabajado toda su vida, la de limar esperezas, que se entendieran los partidos políticos. Me recuerda mucho a cuando Aznar ganó sus primeras elecciones, en una situación muy precaria, y Álvarez Cascos le pregunta “Presidente, ¿Cuál es nuestra prioridad?”, y Aznar le contesta “durar”. Yo creo que la ideología de Felipe VI será la de durar. Con esa finalidad está encaminando toda su forma de actuar.
P- Volviendo a usted, ¿cómo vivió la transición de la Ser a la COPE? por su distinta forma de tratar la información, su ideología…
R- Cuando me fui de la Ser coincidió con laentrada del grupo PRISA, y problemas que tuve con su director, Eugenio Galdón, que se dedicó a fastidiarme.Y, en un momento dado, cuando vi que ya era demasiado, subí a su despacho y le puse las cartas sobre la mesa.
Me fui y no quise saber nada. Entonces, me llamó Luis del Olmo para colaborar en su programa La Carta y acepté. Estamos en lo de siempre, el cambio de ideología. Yo  como no he vivido la etapa PRISA de la SER, no puedo hablar de ideología. Antes era, lo que se dice literalmente, una emisora independiente. Y en la COPE hay unos cuantos principios que no te puedes saltar que son el aborto, la religión católica, el Papa, el Vaticano y la Santa madre Iglesia... Por lo demás, no he notado diferencias.
            P-La manipulación ha sido algo que ha desprestigiado la profesión del periodismo ¿qué cree que se podría hacer para recuperar la confianza de la gente en los periodistas?
            R-. La confianza se gana en el día a día, con trabajo bien hecho, contrastando informaciones y fiables. Últimamente, estoy observando que se están perdiendo costumbres sagradas, como contrastar la información, confirmarla o tener fuentes suficientes.
            Además, nos están haciendo daño algunos programas de televisión, a los que cada vez voy menos, en cuanto a perder el crédito. Quien va, aporta opinión y no a dar complementos de información. En cuanto te conviertes en un personaje prácticamente político, que hablas como un dirigente político, pasas a ser una parte del tinglado político, y ahí se pierde credibilidad.
            P- ¿Piensa, por lo tanto, que deberían dedicarse más a informar y menos a opinar?
            R-Hay que separar la opinión de la información. El oyente, el espectador o el lector debe tener claro lo que es información y que es opinión. Ahora se han roto las barreras, de una cosa y otra, de ahí viene en parte el descredito.
            P-Tras toda su carrera profesional, ¿cree que le queda hacer algo en el periodismo?
            R-Por quedar, me queda todo. Pero lo que no me queda es tiempo, por lo que tengo que empezar a dar por cerrada esta fase de mi vida. Supongo que he entrado en la fase del libro, que ha sido una cosa que me ha horrorizado siempre.  Me daba pánico el escribir un libro. Pero, hasta ahora me ha salido bien. Lo mismo me animo a seguir un poco por esa vía, que además te da mucha más libertad de funcionamiento.
P- Después de 40 años siguiendo la actualidad ¿cómo valora el panorama político actual? Con la creación de Podemos, Ciudadanos, la corrupción…
R- Creo que vivimos uno de los momentos más apasionantes después de la transición, aunque es incomparable a efectos emotivos, de interés público y de todo tipo, pero en este momento nos jugamos la eliminación o no de toda una clase política que ha estado en el poder durante 40 años.
Lo que nos estamos jugando es el cambio de régimen o la continuidad del régimen y ahí la palabra la tiene el pueblo español. Mis deseos serían que continuara el pacto de la transición, en mi opinión un pacto histórico, que hizo posible la reconciliación de las dos “Españas”. Me parece peligroso meternos en la revisión de eso.
P- En cuanto a los medios de comunicación, ¿piensa que se manipula la información?
R- Sí, se manipula. Obedece a intereses de todo tipo, no por parte de los periodistas, pero sí de las empresas y de sus ejecutores en los medios que son los directivos. La misma información puede tener un sentido u otro según los medios. Leí un tweet muy divertido de Joaquín Leguina que decía algo así como: “Si a Tomás Gómez se lo quiere cargar El País y a Ignacio González El Mundo, ¿por qué no hacen los periódicos las listas electorales?"
P-¿Cómo ve los nuevos proyectos periodísticos, por ejemplo con los medios digitales?
R-A mí eso me pilla mayor y personalmente no me veo en un medio digital, entre otras cosas porque estoy en edad de jubilarme, pero entiendo que es el periodismo del futuro. El papel es muy caro y la rapidez de internet ha logrado en gran parte combatir a la radio, que ha sido siempre el medio del directo. Además, los medios de comunicación que hay en Internet cada día son más completos.
P-Entonces, ¿cree que quedará sitio para la prensa escrita o acabará desapareciendo?
R- Creo que hay sitio todavía para la prensa escrita, al menos mientras dure la generación de los que nos hemos formado estrictamente en el papel, porque a algunos nos cuesta seguir las ediciones de los periódicos. Por ejemplo, tú sabes que en El Mundo en la última página está Raúl del Pozo, en la página dos está Carles Espada cuando le toca o Luis María Ansón, o que el domingo en la página tres escribe el director. Somos animales de costumbres, vamos buscando lo que conocemos y lo que nos resulta más fácil.
P-¿Qué le parece que sus hijas hayan seguido sus pasos en cuanto a la profesión?
R-. A mi primera hija, Cristina, no le puse inconveniente. Pero con la segunda, Sonsoles, me parecía que ya había demasiado periodista para una sola familia y me negué. Me llamaron del colegio para decirme que le estaba creando un trauma, que ellos le veían cualidades, y que hiciera el favor de rectificar. Y yo que soy un ciudadano obediente, rectifiqué y ahí está. Las dos están muy bien, con lo cual, es muy gratificante ver cómo están funcionando ambas.
P-Una trayectoria profesional tan extensa como la suya, ¿deja espacio para la vida privada?
R-Sí, incluso para alguna golfería. Hombre, no tanta como yo quisiera, porque en este momento estoy colaborando en demasiados sitios y me ocupa demasiado tiempo, pero si, obviamente te deja.
P-Dado que era amigo de Adolfo Suárez, ¿hay algo que ensalzaría de su figura?
R-Bueno, he sido su colaborador y he trabajado con él y lo defino como el último héroe español y sigo teniendo ese pensamiento. Resaltaría de él su capacidad de diálogo y su capacidad de renuncia a sus propias ideas para beneficiar al país. Yo creo que ese ha sido el gran servicio de Adolfo Suárez. Y su valentía, tuvo mucho coraje para hacer lo que hizo.
P-¿Qué consejo daría a los futuros periodistas?
R-Uno básico. Que seáis como sois sin intentar ser otra persona, porque eso ya está ocupado. Luego, que leáis mucho, porque la competencia está muy dura, y se tiende, no siempre por desgracia, a la selección de los mejores. También que tengáis una gran disposición al sacrificio, porque esta es una profesión esclava, está mal pagada, y consecuentemente es muy vocacional. Y como tal la tenéis que tomar. A pesar de todo esto, os espera una maravillosa profesión.