NOELIA
BETHENCOURT JIMÉNEZ Y AMANDA CRESPO OVIEDO. Fuenlabrada.
“El primer día, antes de ir a entrenar, pensé que no iba a aguantar ni dos días, pero luego lo probé y tiene algo que engancha. Es un deporte el cual por los estándares sociales crees que va a estar lleno de gente bruta, sin embargo, te encuentras con un deporte lleno de compañerismo, deportividad, respeto y confianza, y efectivamente para mí esto es el rugby. Y es que en el rugby no eres nadie si no eres un equipo, una unión fuerte”. Confiesa Raquel Moraleda, integrante del equipo de rugby femenino de la facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid.
“El primer día, antes de ir a entrenar, pensé que no iba a aguantar ni dos días, pero luego lo probé y tiene algo que engancha. Es un deporte el cual por los estándares sociales crees que va a estar lleno de gente bruta, sin embargo, te encuentras con un deporte lleno de compañerismo, deportividad, respeto y confianza, y efectivamente para mí esto es el rugby. Y es que en el rugby no eres nadie si no eres un equipo, una unión fuerte”. Confiesa Raquel Moraleda, integrante del equipo de rugby femenino de la facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid.
“¿En
qué consiste el rugby? Es difícil contestar a esta pregunta sin dedicarle al
menos una hora”, declara la jugadora Mónica Gómez. El rugby es un deporte de
contacto en el que dos equipos tratan de llevar el balón al otro lado del
campo, con la regla de oro de que no se puede lanzar el balón con las dos manos
hacia delante y por el camino se puede placar para conseguir llegar a su
destino.
Esto
puede resultar chocante, pero para Raquel “es mayor el miedo que el dolor” y
añade: “te llenas de valor por ellas, por el equipo y haces tu primer buen
placaje. Es entonces cuando te das cuenta de que te has enganchado a la droga
más sana del mundo, el rugby”.
La
unión hace la fuerza
Rugby
Biología femenino, para los amigos, nació a principios de 2014 de la mano de un
grupo de chicas interesadas en el deporte sin ninguna experiencia en él. Pero
no había suficientes integrantes para formar la liga universitaria y no es
hasta finales de ese año cuando se apuntaron las necesarias para jugar, ya que se
exige un mínimo de trece integrantes en el equipo.
“En
el rugby si no confías en tus compañeras estás perdida”, afirma Mónica y es que
todas las jugadoras resaltan el profundo respeto que se vive dentro del campo.
Además llegan a conocerse tanto que saben ver los momentos en los que una de
ellas está tan casada que necesita que el siguiente balón “lo corra otra por
ella”.
De
esta unión ha nacido una gran amistad, haciendo vida juntas, tanto fuera como
dentro del campo. Javi, su entrenador, es quien las ha visto progresar y según
Irene Aguado: “es el primero al que le brillan los ojos cada vez que logramos
algo. Además, hace grandes esfuerzos para sacar tiempo y entrenarnos, sin
ningún tipo de retribución”.
Unas
veces se gana y otras se aprende
1,
2, 3… ¡BIO! Es el grito de guerra antes de cada partido y su capitana Cayetana
Gascón está muy orgullosa del trabajo que hace el equipo y cuenta: “ser
capitana conlleva la responsabilidad de organizar y que todo salga bien.
Consiste en tirar del equipo cuando está abajo y sobre todo estar para lo que
necesiten todas y cada una en cualquier momento, dentro y fuera del campo”.
El
viernes pasado jugaron contra las campeonas de la edición pasada de liga y
aunque no ganaron, para ellas fue una victoria, ya que “lo dimos todo en el
campo y luchamos como nunca”, se enorgullece Irene. Por eso, para Cayetana lo
que caracteriza al equipo no las victorias y no solo por su ausencia, sino
porque hay partidos “que hemos ganado perdiéndolos”.
Paula
Bonilla ha jugado a muchos deportes en equipo, pero “ninguno como el rugby” y
confiesa que no había visto claro el concepto de jugar en equipo hasta ahora, “porque cada miembro es un pilar muy
importante, somos uno, unión y fuerza”. Para otras como Irene, este deporte es
una vía de escape y le ha enseñado grandes valores.
El
rugby es para todos
En
cuanto a la discriminación en el deporte por razón de género, todas las
jugadoras coinciden en que dentro del rugby es inexistente y tienen una buena
relación con el equipo masculino, pero sí piensan que la discriminación viene
de fuera. “Mucha gente que no conoce el deporte se extraña de que yo, siendo
mujer, juegue al rugby”, declara Paula.
Este
deporte no es tan conocido en España como el futbol o el baloncesto y a este
desconocimiento se le suma el factor de ser mujer, porque para la capitana:
“siempre te van a discriminar por ser mujer en cualquier lado, sobre todo en un
deporte de fuerza y contacto”. Opina que “la desigualdad es un problema muy
amplio que debe trabajarse en todos los ámbitos”.
Pase
lo que pase en los partidos, estas chicas lo tienen claro, seguirán dando
guerra.
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